La escopolamina se extiende en robos y violaciones por “sumisión química”, pero es difícil de detectar y apenas hay datos
No es una leyenda urbana la historia de una droga que le echan en la bebida a una mujer para luego abusar de ella, y ya ha llegado a ancianos intoxicados en pleno día a quienes sacan todo el dinero del cajero y de su casa. En los servicios de urgencia de los hospitales españoles se han familiarizado con este tipo de casos y una palabra, burundanga, nombre popular de la escopolamina, una sustancia que anula la voluntad, produce desinhibición y crea amnesia. Es la principal, aunque hay otras, y crece su uso por la facilidad con que se adquieren en Internet, a bajo precio. En algunos casos son plantas cuyas semillas venden portales de jardinería. Se ingiere sin ser percibida, oculta en bebidas, o incluso se inhala, soplada a la cara. Sus víctimas luego no recuerdan nada. Se llama “sumisión química”.
Fuente: El País